FOMO Y ADOLESCENCIA

En la actualidad, la crianza se enfrenta a desafíos únicos debido al auge de la tecnología y las redes sociales. Uno de los fenómenos más destacados en este contexto es el FOMO, siglas en inglés para “Fear of Missing Out” o el temor a perderse algo. Este fenómeno afecta no solo a adultos, sino también a niños y adolescentes, generando preocupaciones en los padres sobre cómo manejar esta ansiedad digital.

¿Qué es el FOMO?

El FOMO se origina en la necesidad humana de conexión social y pertenencia, intensificada por la constante exposición a las actividades de los demás a través de las redes sociales. En el caso de los adolescentes, esta ansiedad se manifiesta de diversas maneras. Pueden sentirse excluidos, ansiosos o incluso deprimidos al no participar en ciertos eventos o actividades que sus compañeros comparten en línea… Las redes sociales pueden convertirse en un escenario donde se representan las vidas de los demás, a menudo de manera idealizada. Los likes y comentarios se convierten en el termómetro de su valía, y la ausencia en ciertos eventos online puede desencadenar la temida sensación de perderse algo importante.

¿Cómo se manifiesta?

Impacto en la autoestima: La comparación constante con los demás puede afectar la autoestima de los niñosy adolescentes, ya que pueden percibir que sus vidas son menos emocionantes o interesantes en comparación con lo que ven en las redes sociales.

Dificultades en las relaciones interpersonales:  El FOMO también puede interferir en el desarrollo de habilidades sociales. Pueden sentir que no son parte del grupo si no participan en ciertas actividades, lo que puede llevar a la exclusión social.

Problemas de sueño y concentración: La necesidad de estar constantemente conectado puede resultar en hábitos de sueño insalubres, afectando el rendimiento académico y la concentración.

¿De qué manera podemos ayudar?

Cultivemos la empatía y el entendimiento. Enseñemos a valorar la singularidad de sus propias experiencias y a disfrutar de las conexiones reales, más allá de los clics y los likes. Recordemos que, en este mundo digital, el mayor tesoro es la autenticidad y el amor propio. 

Fomentar un buen diálogo: Establecer un canal de comunicación abierto con los hijos es esencial. Los padres deben alentar a sus hijos a expresar sus emociones y preocupaciones relacionadas con el FOMO sin temor a juicios.

Promover la autoaceptación: Es crucial enseñar a los niños que está bien ser diferentes y que cada uno tiene su propio ritmo. Fomentar la autoaceptación reduce la necesidad de compararse constantemente con los demás.

Establecer límites tecnológicos: Establecer límites claros en el tiempo de pantalla puede ayudar a reducir la exposición constante a las redes sociales. Los padres pueden colaborar con sus hijos para crear un equilibrio saludable entre la vida en línea y fuera de línea.

Enseñar habilidades de afrontamiento: Brindar estrategias para lidiar con la ansiedad, como la meditación o el mindfulness, puede ser beneficioso. Estas técnicas les ayudarán a enfrentar el FOMO de manera más constructiva.

Fomentar actividades presenciales: Incentivar la participación en actividades fuera de la pantalla, como deportes, arte o actividades comunitarias, puede fortalecer las relaciones interpersonales y reducir la dependencia de la validación en línea.

El fenómeno del FOMO no debe subestimarse en el contexto de la crianza moderna. Los padres tienen la responsabilidad de comprender y abordar este fenómeno desde una perspectiva psicológica, promoviendo la salud mental y emocional de sus hijos. De esta manera podemos cultivar una generación que se sienta segura, aceptada y capaz de navegar la era digital con resiliencia y equilibrio.

Psicóloga Vanina Cappa