Comprender la diferencia: el primer paso hacia la calma.
En la vida cotidiana —especialmente en la crianza— muchas veces intentamos controlar situaciones, personas o resultados que están fuera de nuestro alcance.
Queremos que nuestros hijos actúen de cierta manera, que todo salga como lo planeamos o que los demás comprendan exactamente cómo nos sentimos. Sin embargo, ese esfuerzo suele traer estrés, frustración y agotamiento emocional.
Aprender a distinguir lo que está bajo nuestro control y lo que no, nos permite vivir con más serenidad y cuidar nuestra energía emocional.
Lo que sí está bajo mi control
Hay aspectos que dependen directamente de nosotros, y enfocarnos en ellos nos devuelve una sensación de poder interno y equilibrio:
✅ Mis pensamientos: elegir qué tipo de pensamientos alimentar influye en cómo me siento y actúo.
✅ Mis acciones: puedo decidir cómo responder, aunque no pueda controlar lo que sucede.
✅ Mi actitud frente a las situaciones: mantener una mirada flexible y positiva reduce el impacto del estrés.
✅ Cómo trato a los demás: siempre puedo elegir responder con respeto, incluso cuando el otro no lo hace.
✅ Cómo me cuido a mí mismo/a: cuidar mi descanso, mis emociones y mi bienestar es una responsabilidad personal.
Lo que no está bajo mi control
Aceptar que hay cosas que no dependen de nosotros no significa rendirse, sino liberar el peso de lo que no podemos cambiar.
❌ Lo que piensan o sienten los demás.
❌ Las decisiones y conductas ajenas.
❌ El pasado o el futuro.
❌ Los eventos externos o imprevistos.
Cuando dejamos de luchar contra lo que no podemos modificar, aparece un espacio interno para la calma y la aceptación...
En la crianza también se aprende a soltar
Los padres y madres suelen sentir que deben controlar cada detalle: la conducta, las emociones o los logros de sus hijos. Sin embargo, el verdadero acompañamiento no se trata de controlar, sino de guiar, sostener y confiar en el proceso de crecimiento del niño.
Aprender a distinguir qué puedo enseñar y qué no depende de mí, es también enseñarles a ellos a vivir con equilibrio emocional.
Aprender a enfocarse en lo que sí depende de mí
Cuando enfoco mi atención en lo que está en mis manos:
💚 Fortalezco mi bienestar emocional.
💚 Reduzco la ansiedad.
💚 Mejoro mis vínculos.
💚 Vivo con más presencia y gratitud.
Soltar el control no es perder poder, es ganar libertad emocional.
Vivir desde lo que sí puedo controlar me conecta con la responsabilidad, la calma y la autenticidad. Vivir desde lo que no puedo controlar me lleva al desgaste y la frustración. La verdadera paz llega cuando aprendemos a confiar en la vida, y en nuestra capacidad de responder a ella con conciencia y equilibrio.
PSICÓLOGA VANINA CAPPA

