ENSEÑEMOS HABILIDADES EMOCIONALES

La autorregulación emocional es una de las herramientas más valiosas que los niños pueden aprender en su desarrollo. No se trata solo de “portarse bien” o controlar un enojo, sino de aprender a reconocer, expresar y manejar sus emociones de manera saludable. Cuando acompañamos a nuestros hijos en este proceso, les damos recursos para afrontar conflictos, disminuir la frustración y tomar decisiones más conscientes en el futuro.

De hecho, diversas investigaciones han demostrado que los niños con mayores habilidades de autorregulación emocional tienden a tener un mejor bienestar psicológico, un mejor rendimiento académico y vínculos sociales más positivos. Por eso, enseñar estas habilidades desde la infancia es una verdadera inversión para la vida.

¿Qué significa autorregularse emocionalmente?

La autorregulación emocional implica que un niño pueda detectar lo que siente, comprenderlo y responder de manera adecuada a cada situación. No es reprimir lo que pasa, sino poder manejarlo sin quedar atrapado en la emoción.

Un niño que desarrolla esta capacidad aprende a:

  • Identificar sus emociones.

  • Calmarse después de una situación difícil.

  • Expresar lo que necesita sin dañar a los demás.

  • Tomar decisiones más reflexivas.

Estrategias prácticas para enseñar autorregulación emocional

1. Nombrar lo que sienten

Ponerle palabras a la emoción es el primer paso. Frases como: “Veo que estás enojado porque no salió como querías” ayudan a que el niño entienda lo que le pasa y no se sienta confundido.

2. Usar la respiración como recurso

La respiración profunda es una herramienta sencilla pero poderosa. Practicar inhalar en 4 tiempos y exhalar en 4 tiempos les enseña a calmar el cuerpo y la mente en momentos de tensión.

3. Crear un rincón de la calma

Un espacio tranquilo en casa con almohadones, libros o música suave puede convertirse en un refugio para que el niño se relaje y recupere el control emocional.

4. Aprender a través de cuentos y juegos

Los personajes de las historias son excelentes aliados. Preguntar: “¿Cómo crees que se siente este personaje?” o “¿Qué hubieras hecho en su lugar?” fomenta la empatía y el autoconocimiento.

5. Ser ejemplo de autorregulación

Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que escuchan. Mostrar cómo tú mismo respiras, te tomas una pausa o hablas de tus emociones es el mejor modelo para ellos.

Un camino que se aprende día a día

Enseñar a los niños a autorregularse no es un proceso instantáneo, requiere paciencia, constancia y acompañamiento amoroso. Sin embargo, cada paso que damos en este camino contribuye a que puedan crecer con mayor seguridad emocional, relaciones más sanas y herramientas para enfrentar los desafíos de la vida.

PSICÓLOGA VANINA CAPPA