ADOLESCENCIA Comprender tus emociones y decisiones

La adolescencia es una etapa llena de cambios: tu cuerpo, tus pensamientos, tus emociones y hasta tu manera de ver el mundo se transforman. A veces, todo esto puede sentirse como una montaña rusa. Te enojas más fácil, reaccionas impulsivamente o sientes que nadie te entiende. Y sí, puede ser frustrante… pero no significa que algo esté mal contigo.

Lo que ocurre es que tu cerebro todavía está en construcción: las áreas relacionadas con la impulsividad, las emociones intensas y la búsqueda de independencia están súper activas. Por eso, es normal que tus enojos sean más fuertes o que a veces actúes antes de pensar.

Tus enojos e impulsividad: ¿qué hacer con ellos?

El enojo es una emoción válida: aparece cuando sientes que algo es injusto, que no te escuchan o que alguien invade tu espacio. El problema no es enojarse, sino qué haces con ese enojo.

🔹 Respira y date un minuto: cuando sientas que vas a explotar, intenta alejarte de la situación y respirar profundo. Eso le da tiempo a tu cerebro a calmarse.
🔹 Pon en palabras lo que sientes: decir “estoy enojado porque siento que no me escuchan” es más útil que gritar o encerrarte.
🔹 Descarga la energía de manera sana: hacer deporte, escuchar música, escribir lo que sientes o hablar con alguien de confianza puede ayudarte a soltar lo que llevas dentro.

Herramientas para conocerte mejor

Conocerte a ti mismo es un proceso que te da poder. Algunas ideas para empezar:

  • Observa tus reacciones: pregúntate “¿qué me dispara el enojo?” o “¿qué estaba pensando antes de reaccionar?”.

  • Escribe un diario: anotar lo que sientes y piensas te ayuda a entender patrones y conocerte más.

  • Busca tus apoyos: amigos, profes, familiares o incluso actividades que disfrutas pueden ser tu refugio en momentos de tensión.

Mejorando el diálogo con tus padres

Muchas veces parece que tus padres no entienden por lo que estás pasando. Pero recuerda: ellos también están aprendiendo a acompañarte en esta etapa.

👉 Aquí algunas claves para mejorar la comunicación:

  • Elige el momento: no es lo mismo hablar cuando estás gritando que cuando ya te calmás. Espera a estar más tranquilo.

  • Sé claro y directo: en lugar de decir “nunca me entienden”, prueba con “me gustaría que me escuches sin interrumpirme”.

  • Escucha también: aunque no siempre te guste lo que dicen, escuchar abre la puerta a que ellos también te escuchen.

  • Negocia, no impongas: en vez de un “quiero esto y punto”, prueba con un “¿podemos llegar a un acuerdo?”.

Recuerda: la adolescencia es un entrenamiento para tu vida adulta. Aprender a conocerte, manejar tus emociones y hablar con tus padres te dará más libertad y confianza…

PSICÓLOGA VANINA CAPPA