ANSIEDAD ESCOLAR: Qué hacer antes y después de un examen

La ansiedad ante los exámenes es una experiencia común en niños y adolescentes. Sin embargo, cuando esta se intensifica, puede afectar el rendimiento académico, la autoestima y el bienestar emocional. Como padres, madres o cuidadores, es fundamental comprender esta realidad y aprender cómo acompañar a nuestros hijos con herramientas prácticas antes, durante y después de los exámenes.

¿Por qué se genera ansiedad en los exámenes?

La ansiedad ante los exámenes suele estar relacionada con:

  • Miedo al fracaso o a decepcionar a los demás.
  • Autoexigencia elevada o falta de confianza.
  • Experiencias pasadas negativas con evaluaciones.
  • Ambientes escolares o familiares altamente competitivos.

Este tipo de ansiedad no solo genera malestar físico (dolores de estómago, insomnio, tensión muscular), sino también bloqueos mentales que dificultan la concentración y el recuerdo.

Antes del examen: preparar mente y cuerpo

  1. Organización y planificación del estudio

Ayuda a tu hijo a distribuir el contenido por días, estableciendo horarios realistas y con pausas activas. Un plan visual, como un calendario de estudio, reduce la incertidumbre.

2. Técnicas de estudio efectivas

Motívalo a utilizar esquemas, resúmenes, tarjetas de memoria o juegos didácticos, en lugar de memorizar de forma pasiva. El aprendizaje activo disminuye la ansiedad.

  1. Promover hábitos saludables

Dormir bien, alimentarse adecuadamente y hacer ejercicio regularmente son claves para un cerebro preparado. Evitar el uso excesivo de pantallas, especialmente en la noche.

  1. Practicar ejercicios de respiración y relajación

Incorporar ejercicios simples de respiración profunda, visualización positiva o mindfulness ayuda a reducir la tensión desde días antes del examen.

  1. Validar emociones sin dramatizar

Escucha a tu hijo sin juzgar. Frases como “es normal sentirse nervioso” o “confío en tu esfuerzo” aportan seguridad emocional.

Durante el examen: mantener la calma y enfocarse

 

1. Técnicas de regulación emocional

Enséñale a hacer una respiración lenta antes de comenzar y a repetir frases tranquilizadoras como: “Puedo con esto”, “Estoy preparado”.

2. Leer bien las instrucciones

Animarlo a tomarse el tiempo necesario para comprender cada consigna antes de responder.

  1. Aplicar estrategias de afrontamiento positivo

En lugar de pensar “no me va a salir”, que aprenda a decirse “haré lo mejor que pueda con lo que sé”.

  1. Manejo del tiempo y las pausas mentales

Dividir el tiempo por secciones, dejar espacio para repasar y, si se bloquea, pasar a otra pregunta para mantener el ritmo.

Después del examen: acompañar sin presionar

  1. Escuchar y contener sin juzgar

Evitar comentarios como “¿Cómo te fue?” de forma insistente. En su lugar, puedes decir “¿Cómo te sentiste con el examen?” o “¿Qué aprendiste de esta experiencia?”.

  1. Reforzar el esfuerzo, no solo el resultado

Elogia la constancia, la actitud o el manejo emocional, más allá de la calificación final. Esto fomenta una autoestima sana.

  1. Evitar comparaciones con otros

Cada niño y adolescente tiene su propio ritmo. Compararlo puede aumentar la ansiedad y generar frustración.

  1. Si es necesario, buscar apoyo profesional

Cuando la ansiedad interfiere de forma constante con el bienestar o el rendimiento, puede ser útil consultar a un psicólogo infanto-juvenil.

La ansiedad ante los exámenes no tiene por qué convertirse en un obstáculo insuperable. Con acompañamiento emocional, estrategias prácticas y una actitud comprensiva, es posible transformar estas situaciones en oportunidades de crecimiento personal. Recordemos que la verdadera meta no es solo aprobar, sino aprender a confiar en uno mismo y manejar los desafíos de forma saludable.

PSICÓLOGA VANINA CAPPA