Hay niños que, ante una burla, un empujón o una injusticia, simplemente se quedan callados. No reclaman, no se quejan, no se defienden. Y esto no significa que no les duela o que no se den cuenta. Muchas veces, no saben cómo reaccionar o no se sienten capaces de hacerlo.
Como adultos, podemos sentir frustración, tristeza o incluso enojo al ver que nuestros hijos no se defienden. Pero en lugar de presionarlos o etiquetarlos como “débiles” o “sumisos”, es clave entender qué hay detrás de ese comportamiento y acompañarlos a desarrollar habilidades de autodefensa emocional y social.
¿Por qué algunos niños no se defienden?
Existen diversas razones por las que un niño puede no defenderse ante una situación injusta o incómoda:
- Falta de herramientas emocionales o verbales
- Temor a empeorar el conflicto
- Baja autoestima o inseguridad
- Modelos pasivos en casa
- Experiencias previas de rechazo al intentar defenderse
Lo importante es no asumir que el niño “es así” y punto. Todos los niños pueden aprender a expresarse y a poner límites, si se sienten acompañados, comprendidos y guiados.
¿Qué significa “enseñar a defenderse”?
Defenderse no es pelear, ni gritar, ni responder con agresión. Defenderse es saber decir lo que uno siente, poner límites claros y cuidarse sin dañar al otro. Es una habilidad social y emocional fundamental para la vida.
HABILIDADES para enseñar a un niño a defenderse con respeto y firmeza:
- Dale frases que pueda usar. Muchas veces los niños no saben qué decir. Ayúdale con frases cortas y claras como:
– “No me gusta eso”
– “No quiero jugar así”
– “Eso me hace sentir mal”
– “Déjame en paz, por favor”
Practícalas juntos, usando el juego como herramienta.
- Valida sus emociones
Si se siente herido o confundido por una situación, no minimices ni le digas que “no fue para tanto”. Escúchalo, nómbrale lo que siente y hazle saber que está bien defenderse sin culpa.
- Modela con tu propio ejemplo
Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que escuchan. Si tú pones límites con respeto, si te expresas con claridad y sin miedo, tu hijo aprenderá a hacer lo mismo.
- Crea espacios seguros para practicar
Los juegos de rol, los cuentos y los títeres son grandes aliados para ensayar cómo reaccionar en diferentes situaciones. Así el niño gana seguridad sin estar bajo presión.
- Refuerza su autoestima día a día
Un niño que se siente valorado, escuchado y respetado en casa, tiene más recursos para hacerlo también fuera de casa. Celebra sus avances, aunque sean pequeños.
No lo obligues a defenderse, acompáñalo a aprender cómo. La clave no está en empujar al niño a enfrentarse sin preparación, sino en construir poco a poco esa confianza y dotarlo de herramientas. Cuando un niño aprende a defenderse, no solo se protege de situaciones difíciles, sino que refuerza su identidad y su autoestima.
Enseñar a defenderse es un acto de amor. Es decirle con acciones:
“Tú importas. Tus sentimientos son valiosos. Mereces ser tratado con respeto.”
Ps. Vanina Cappa